La primavera es una época mágica en los viñedos, es el momento en el que todo comienza de nuevo. Es un periodo de renovación y regeneración en el que la naturaleza se despierta después de un largo invierno. Para nosotros los viticultores, la primavera es la época del año en la que debemos estar más atentos y trabajar con más ahínco para preparar los viñedos para la cosecha que vendrá.
La primavera comienza oficialmente el 20 de marzo en el hemisferio norte. Durante esta estación, la temperatura empieza a subir, las horas de luz aumentan y los días se hacen más largos. Todo esto es fundamental para el crecimiento de las vides.
Durante el invierno, los viñedos han estado en un estado de latencia, pero con la llegada de la primavera, la vida vuelve a los viñedos. Las primeras señales de que el invierno está terminando son los brotes que empiezan a aparecer en las ramas de la vid. Estos brotes se convertirán en las hojas y las uvas de la próxima cosecha. Esto significa que es hora de empezar a trabajar en los viñedos para asegurarse de que tengan todo lo que necesitan para crecer y producir una buena cosecha.
La poda en verde
El primer trabajo importante de la primavera en los viñedos es la poda en verde. Esta técnica consiste en retirar los brotes indeseados para que la vid tenga un mayor número de hojas y racimos. De esta manera, nos aseguramos de que las vides tengan suficiente aire y luz solar para crecer, y conseguimos controlar el crecimiento de la planta. Los viticultores debemos decidir qué brotes eliminar y cuáles dejar en la planta, para asegurarnos de que las uvas tengan suficiente espacio para desarrollarse y madurar. También debemos asegurarnos de que las vides estén bien nutridas e hidratadas, para que tengan las condiciones ideales para crecer. Puedes averiguar más sobre la poda en verde en nuestro post "Cultivo ecológico de la vid (II): Poda en verde"
Control de las malas hierbas
Otra tarea fundamental en la primavera es el control de las malas hierbas. Las malas hierbas pueden crecer en los viñedos y competir con las vides por los nutrientes y el agua del suelo. Para evitarlo, los viticultores deben mantener el suelo limpio y libre de hierbas no deseadas.
Atentos a la climatología y a los polinizadores
Las heladas de primavera pueden ser devastadoras para los viñedos, ya que pueden matar los brotes y las hojas que acaban de aparecer.
La primavera también es el momento en el que las vides comienzan a florecer. Durante la floración, las vides producen flores que eventualmente se convertirán en uvas. Este es un momento crucial para nosotros, ya que cualquier cambio en las condiciones climáticas durante este período puede tener un impacto significativo en la cantidad y calidad de la cosecha.
Los viticultores debemos estar atentos a la humedad y las temperaturas durante la floración, ya que las condiciones climáticas adversas pueden dañar las flores y reducir la cantidad de uvas que se producen. Además, durante este período, las abejas y otros polinizadores son fundamentales para el proceso de polinización, lo que significa que los viticultores debemos ser capaces de mantener un equilibrio entre la protección de las uvas y la protección de los polinizadores (evitando el uso de pesticidas nocivos que puedan matarlos) .
Además de todo el trabajo que implica la primavera en los viñedos, es una época en la que los viticultores podemos disfrutar de la belleza del paisaje y del trabajo en equipo. Es un momento en el que la vida renace y la naturaleza se muestra en todo su esplendor.
