Llega la primavera y los viñedos despiertan de su letargo invernal y vuelven a la actividad anunciándonos, con las yemas a punto de estallar en los primeros brotes, el inicio de un nuevo ciclo anual. Las yemas que permanecen latentes durante el invierno florecerán en primavera.
Las yemas de la vid
Las yemas de la vid son los órganos de la planta donde se encuentran los primordios de brotación de las primeras hojas y de todas las uvas que pueda contener el futuro pámpano. Tienen forma de cono voluminoso, se sitúan en el nudo del sarmiento, junto a la inserción del pecíolo de la hoja. Con la llegada de temperaturas más suaves, las yemas de la vid se desharán del "plumón" que las protegía del frío de modo que quedarían expuestas en caso que sufriéramos una helada primaveral ya que las haría volver al estado latente.
Es tiempo de labrar la tierra para airearla y favorecer el crecimiento de las raíces a la vez que se reactiva la vida de la tierra. También hay que abonarla y eliminar los insectos nocivos.
En la siguiente imagen se puede ver de cerca una vid de la variedad Chardonnay en pleno proceso de brotación.
La naturaleza no se detiene y es nuestra tarea y nuestra pasión cuidar de nuestros viñedos tan bien como sabemos, conociendo y respetando su ciclo y utilizando nuestros conocimientos como viticultores para que durante muchos años podamos disfrutar de su belleza y de su preciado fruto que son nuestros vinos de finca.